top of page

El Miedo me Paraliza o me hace Actuar

@ lector/a me permito escribirte sobre un tema que me ha tocado en profundidad, el

miedo. Deseo contarte como lo siento yo y ver si genera en ti un poco más de aceptación hacia este sentimiento a veces poco investigado por nosotr@s mism@s.

Hoy tengo miedo. Me siento indefensa y pequeñita. Explicaré lo mejor que pueda un poco de como soy o como me dejo ver a grandes rasgos, para contextualizar un poco. No suelo mostrarme miedosa.

Vengo de una familia de artistas y he crecido detrás o hasta delante de un escenario. Para mis amig@s soy una persona valiente, con empuje, un sentido del ridícula más bien limitado en cuanto a relacionarme con las personas, entablar conversaciones con desconocid@s, hacer “pallasadas” improvisadas si me siento en un entorno en confianza, desnudarme figurativamente, en resumen. Me doy cuenta de que todo esto tiene su doble cara.

En general, me recuerdo haciendo cosas distintas a lo que hacían los demás o lo que supuestamente era conveniente.

Cuando tenía 14 años me fui al camping de la familia de mi novio a veranear, a los 16 pedí permiso a los padres de mi segundo novio 2 años mayor que yo para ir en avión solos a una islita maravillosa, costó (yo no entendía el porqué) pero aceptaron.

A los 18 pese a haber cursado el bachillerato con éxito, me presenté a la selectividad, aprobé y decidí no ir a la universidad. No veía sentido a hacer una carrera sin saber qué era lo que me gustaba, quería dedicarme a lo que me apasionara y me parecía una locura pedir a mis padres invertir cierto dinero en una educación que elegía sencillamente porque era lo que “se suponía” que debía hacer, continuar como lo hacía la mayoría.

Finalmente decidí irme a Irlanda a practicar inglés y trabajar de camarera para pagar el alquiler. Aquello me dio miedo, de hecho, siempre lo he tenido ante decisiones importantes en la vida (para otro tipo de decisiones sólo tengo preguntas e incerteza momentánea, pero lo resuelvo rápido por descarte).

Volviendo al tema, después de la aventura viajera, ya no me podía quedar quieta. Volví, me fui a Londres, estudié inglés, trabajé, viajé a México por primera vez desde allí, fue increíble. En resumen, iba construyendo mi vida de un modo diferente a lo que había visto en mi núcleo. Algo me llamaba a descubrir el mundo y por ende a descubrirme a mí.

El momento en el que creo haber pasado más miedo fue cuando me llamaron para insinuarme que estaría bien si decidía volver a casa. Mi familia lo hizo a pesar de la insistencia de mi madre para que me dejaran hacer mi camino, para que no me impidieran seguir en Inglaterra o ir a vivir a México como tenía planeado.

Intuí inmediatamente que la enfermedad había avanzado y el corazón me reclamaba estar a su lado. Así lo hice y es, de todas, la mejor decisión que he tomado en mi vida hasta ahora. Pude pasar los últimos meses a su lado y eso me ayudó a seguir.

Ella me transmitió todo el amor y fuerza para enfrentar el miedo, para no desviarle la mirada, poder entenderlo y aprender de él.

He vivido muchas cosas desde entonces, algunas maravillosas y otras dolorosas, no sé que más me espera, pero seguro que el temor me vuelve a acompañar en alguna ocasión más.

Creo que el miedo nos pone en guardia. Conmigo lo hace, me reta y me dice esto que estás sintiendo físicamente: taquicardia, sudores, contracción muscular, dolor de cabeza, ... tiene un origen emocional, es un aviso: tú verás lo que haces con esto.

De ahí sale el aprendizaje, son varias las ocasiones en las que me he visto paralizada y con ganas de huir. No se exactamente a donde y a veces tampoco de que, pero lejos de donde me encuentre en ese momento, seguro.

Luego, cuando la respiración vuelve a su estado rutinario y parece que puedo ver las cosas desde la calma, tengo la capacidad de analizar sus causas y sus consecuencias también. Sólo en este momento, después de salir de dentro de la ola que me reboza y en la que doy volteretas sin poder respirar y viendo todo movido, actúo y sigo adelante.

Cuando noto los efectos iniciales, después del acontecimiento que despierta en mi esta sensación que me invade y me bloquea, siempre me sale de manera automática pedir ayuda. Puede ser con el simple hecho de contar lo que me ha sucedido, al compartirlo me parece que una parte disminuye. Puede ser que sean los momentos donde me resulta más fácil mostrarme vulnerable y aceptarlo.

Es curioso como el miedo actúa conmigo de forma indicativa, me reta para seguir averiguando, investigando. A priori, me resulta difícil confrontarlo y sólo puedo reaccionar ante él de una manera instintiva y distante. Posteriormente, puede ser al cabo de unas horas, incluso días o mucho más adelante, miro en retrospectiva y veo que me estaba protegiendo o abriendo una puerta hacia nuevos caminos. Senderos a veces aterradores, pero a la vez luminosos y enriquecedores.

Por todo lo que vivo con esta emoción, he llegado a la conclusión que puedo y debo permitirme sentir el miedo y reaccionar de formas distintas: puede paralizarme y/o encaminarme a la acción. Lo reconozco y gracias a esto, ya estoy mucho mejor.


Entradas destacadas
Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
No hay tags aún.
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square
bottom of page