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Mi experiencia con el coaching integrativo

Mi experiencia con el Coaching Integrativo

Inicié el postgrado de Coaching Integrativo porque a raíz de dejar mi antiguo trabajo, en el que estuve 6 años, me apunté a unos cursos-talleres cortitos de Coaching para aprender básicamente lo que era. Lo hice con mucha curiosidad y mucha incertidumbre, ya que salía de un mundo en el que no tenía que pensar en qué quería hacer porque ni siquiera había tiempo para eso. Estaba en un estado de constante presión para alcanzar objetivos que en su mayoría no iban conmigo, no entendía o no veía factibles.

Lo más difícil fue aceptar que realmente quería irme de la empresa, de un puesto “idílico social y económicamente”. Tuve muchas conversaciones con amig@s que me decían: “Si no lo dejas, seguirás en este bucle de ponerte enferma, quejarte de no tener vida propia y trabajar sin parar”. Por otro lado, la contraparte también existía con frases como: “Hay que tener en cuenta la situación que hay, no es fácil encontrar un trabajo como el tuyo, hay mucha gente que se moriría por algo así, puedes tener un buen futuro y en una empresa internacional”.

Me debatía entre todo lo que oía de fuera y lo que yo misma me decía y quería escuchar y lo q no.

Finalmente, tomé la decisión sin decir nada a nadie. Únicamente di explicaciones a mis superiores y lo hice sin haber dormido la noche anterior, con la voz temblorosa y esperando las peores represalias.

Sorprendentemente para mí, lo entendieron perfectamente, me dieron las gracias por todo lo que había hecho y me facilitaron irme de la mejor forma posible, con la puerta siempre abierta.

Después de esto, me sentí muy bien durante un tiempo, ahora lo relaciono con el “subidón” de haber tomado la decisión, pero después volvió mi parte más exigente y un vacío al pensar ¿qué iba a hacer? Me fui a la semana siguiente a la otra parte del mundo, a una isla paradisíaca a entrevistarme para otro trabajo de incluso más responsabilidad. Pensaba que, al estar en un lugar precioso, podía enmascarar lo que estaba haciendo realmente: volver al patrón conocido y pensar que sólo esto se me daba bien y no sabría hacer otra cosa. Aceptar retos aun más exigentes para darme un reconocimiento que estaba dejando atrás a nivel profesional, según mi vocecita interna, claro.

Volviendo a mi link con el Coaching, al volver del viaje, una amiga terapeuta me recomendó ir a esas pequeñas cápsulas y así lo hice.

Me fascinó tanto el primer taller que fui a un segundo y a un tercero, impartidos por diferentes Coaches, con diversos enfoques. Fue en el último en el que vi que lo que de verdad me gustaba de mi antiguo trabajo era el contacto con las personas, las formaciones que daba y su feedback, todo lo que aprendía de ellos. Por primera vez, me sentía agradecida con la empresa por darme esa oportunidad a lo largo de los años, se me iba el enfado y aparecía la gratitud.

Por todo esto, busqué diferentes escuelas y metodologías de Coaching y encontré el Institut Integratiu, lo que más me gustó fue ver que integraban otros tipos de terapias y no se trataba una formación tan mental, sino que tenían una visión completa del ser humano y así lo enseñaban a sus alumnos.

El viaje que he hecho en sus manos durante el curso ha sido indescriptible y fascinante. Primero, he aprendido muchísimo sobre mi misma: aspectos más conocidos y otros (los más difíciles) escondidos y negados. Ha salido a flote alguna porquería que estaba muy hundida en mi resistencia a no ser lo que “se espera que sea”. Algunas creencias que asumía como propias y que he visto vienen de atrás. Muchos comportamientos que creía pertenecían a los “otros” y no iban conmigo y he podido darme cuenta de cómo yo a veces me comporto de esa misma forma que tanto me ofende.

Sobre todo, tengo muchas herramientas que no sabía o no reconocía como mías para identificar cuando me equivoco, a partir de ahí puedo decidir fustigarme hasta no poder más o asumirlo, felicitarme por reconocerlo y no dejarme llevar por el orgullo. Accionar esos recursos para mejorar en lo que me proponga. Si vuelvo a caer, me vuelvo a levantar cada vez con menos dolor y más luz, sentido del humor, autogestión y responsabilizándome de lo que es mío y no de lo que no lo es.

Me ha gustado mucho como nos han enseñado desde la práctica a hacer dinámicas en pareja principalmente y en algunas ocasiones en grupo. Es muy revelador para mi ver que sea cual sea el rol personal, profesional o casuístico, siempre que se nos pone alguien delante es para aprender algo y ver el reflejo del espejo que nos hace.

Siento que estoy más tranquila conmigo misma, con muchísimas ganas de seguir aprendiendo y de acompañar a personas en este proceso tan bonito de autodescubrimiento. Un trabajo personal a través de sus propias posibilidades infinitas; esas que muchas veces permanecen tímidas y escondidas y al dejarlas actuar sucede una revelación como si de una explosión pirotécnica a todo color se tratara.


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