top of page

Así que me decidí.

A veces parece que vivamos en una rueda que se repite constantemente. No sé si os ha pasado algo parecido alguna vez. Me refiero a esa sensación de que pase lo que pase algo te acompaña en tu vida… algo que no te gusta, pero parece que forme parte de tu destino, aunque quieras huir de ello.

No siempre es tan evidente de identificar. O puede que incluso por momentos parezca que algo ha cambiado. La situación puede parecer distinta. Quizás has cambiado de lugar o puede que las personas que te acompañan parecen distintas…

…pero tarde o temprano te acabas dando cuenta; “me acabo dando cuenta” de que, aunque parezca un chiste del destino; las mismas decepciones y fracasos o similares, suelen volver a repetirse como si hubiera una fisura por donde se escapa todo, en el mismo sitio y de repente… grrrrrrr... ¡vuelta a empezar!

Hace tiempo solía decir que tenía imán para determinadas situaciones. Y lo curioso es que, en el fondo, cuando miro al pasado, me doy cuenta de que tampoco conocía otra cosa, e incluso me conformaba con esa imagen de persona fuerte que vive una vida más intensa, aunque a veces algo atormentada.

Puede que de esa forma me atribuía a mí misma la imagen de ser especial. Supongo que en cierta manera como consuelo por el sufrimiento; aunque también habría algo de enganche a la intensidad.

En cualquier caso, y aunque en cierta forma fuera así, sobre todo cuando salía rápido y sin muchas heridas emocionales de una situación de este tipo; hay que decir que lo he llegado a pasar bastante mal. Y a nadie le gusta vivir así. Al menos a mí no.

Lo curioso es que en toda esa inercia en la que pareciera que ni siquiera yo decidía… aparentemente, era la persona dominante. La que supuestamente tenía la última palabra.

Pero lo cierto es que en realidad no era así.

No lo era en absoluto. Y poco a poco se iba haciendo más y más patente esta realidad, hasta que llegó un punto; terrible para mí en ese momento, en el que ya ni siquiera lo parecía.

Me tuve que tragar todo el orgullo y la rebeldía porque no tuve más remedio en aquellas circunstancias. Y para mí, aquello era el abismo. Tenía tanto miedo y me sentía tan insignificante…

En ese punto me cambió todo. De repente mis esquemas se rompieron por completo y dejé de vivir la ilusión de creer que conseguía controlar el caos que había a mi alrededor.

Tengo que decir que de aquello aprendí mucho. Bueno, no sé exactamente si la palabra es

“aprendí”. Fue como si hubiera vivido un naufragio y de repente hubiera aparecido en otro sitio que ni siquiera conocía. Y las reglas de repente fueran distintas. O como si apareciese en un planeta así, como por arte de magia, en el que me percato de que no hay gravedad.

Fue un antes y un después. Y el jet lag del viaje lo pasé durmiendo. Solo durmiendo.

Después de haber salido de aquella inercia, vino la felicidad. La liberación.

Y pasado un tiempo de sentir esa paz, de empezar a ser yo misma. Por fin me plantee:

"¿Porque no estudio algo? ¿Porque no me lanzo a buscar algo que tenga que ver con lo que siempre me ha interesado a mí, por fin?

Siempre he querido aprender sobre las personas y sobre mi misma...siempre me ha interesado el crecimiento personal.

Estoy preparada para subir otro peldaño en mi vida. ¡Quiero algo más!

No me satisface seguir en la misma rueda de siempre. Quiero vivir algo nuevo y excitante; pero no destructivo.

Quiero conocer personas que quieran aprender como yo.

Quiero construir. ¡Quiero renovarme y crecer!"

...Entonces me puse a buscar distintas opciones, entre ellas la formación Gestalt.

Un día me di cuenta.

Recordé que había leído algo como...

"La terapia Gestalt, a diferencia de otras formas de crecimiento personal, no consiste en que el terapeuta te diga lo que te pasa y te dé la solución; si no que se basa en el propio darse cuenta y responsabilizarse uno mismo de su crecimiento personal y sanación".

Bueno lo digo con mis palabras, pero algo así leí. Y entonces pensé:

"¡Esto es ideal para mí! ¿Cómo no me había dado cuenta antes?"

Siempre me ha pasado, en cualquier cosa que he intentado aprender, que me sentía restringida cuando había muchas normas o “doctrinas”. Siempre me ha costado aceptar lo establecido, y he creído que la manera propia natural de hacer las cosas de cada uno es la más apropiada.

Me sorprendía no haberlo tenido claro antes. Parecía tan evidente.

Sentía que por fin podía empezar a hacer algo con lo que realmente me sentiría cómoda y podría llegar a sentirme yo misma.

Así que me decidí.

Empecé con mucha ilusión y algo más verde que ahora.

Y poco a poco fui descubriendo cosas de mí. Y sintiendo muchísimas cosas de todo tipo. No solo emocionales, o cambios tipo… ver las cosas de otro modo; sino también sensaciones corporales sorprendentes.

Ha sido un viaje intenso de exploración y de darme cuenta; en el que ha habido de todo.

Ahora mismo estoy acabando el primer curso y sobre todo estoy haciendo un proceso de limpieza emocional; de aprender a soltar lo que no me hace bien y de ir poco a poco aprendiendo a quererme tal como soy.

Estoy aprendiendo a aceptar mi vulnerabilidad poco a poco. Pienso que aquí reside una clave importante de crecimiento, si no la que más. Y hablo sobre todo por mí.

Antes, cuando parecía que podía con todo; quizás no me estaba haciendo el mejor favor a mí misma.

Y respetarme pasa por aceptar... pero no solo lo bueno, lo físico o lo fácil. Si no cosas mucho más complejas como… aceptar que he sufrido para poder dejar de hacerlo. Y dejar de creer que soy valiente para empezar a poder serlo de verdad.

Hoy en día quiero lo mejor para mi más que nunca y estoy muy contenta por ello.


Entradas destacadas
Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
No hay tags aún.
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square
bottom of page